Esta mañana caminaba cerca del parque Blas Infante, delante mía una chica uniformada de la limpieza pública de Chipiona empujaba su carro y se disponía a entrar al parque a continuar con su tarea.
Tuve el impulso de felicitarla por tener esa dedicación, que quizás habrá por ahí quien la vea poco “noble”, yo en cambio la veo encomiable, en cualquier caso no seguí el impulso, no se sabe hoy en día con las interpretaciones a veces exageradas que se hacen de las relaciones de género qué podría ocurrir.
¿Felicitarla por hacer su trabajo?, pues sí, hay muchas profesiones que se merecen mejor reconocimiento, aunque cobren por desempeñarlas, porque contribuyen directamente al bien general y también porque a veces desarrollarlas requiere hacer cosas desagradables. No debe ser fácil mantener limpia un ciudad como Chipiona con una población de casi 20.000 habitantes, a saber lo que estos trabajadores y trabajadoras tendrán que ver y no sé si en algunos caso tocar aunque sea con guantes.
El descaro con el que algunos usuarios tratan a la vía pública, que es de todos y para todos, es vergonzoso, no piensan ni en quienes caminan por ella y mucho menos en quienes las mantienen limpias.
Algunos piensan, “es que si no hay suciedad no tendrían trabajo”, dejémonos de justificaciones, en primer lugar la propia inercia de la naturaleza hace que haya suciedad, y en cualquier caso si no hiciera (tanta) falta esos empleados, estarían dedicándose a otros menesteres públicos muy necesarios en la ciudad, hay muchas tareas sociales que cumplir, por tanto sería un doble ganancia: limpieza y aprovechamiento de recursos humanos.
Así que vaya mi felicitación a todos esos trabajadores y trabajadoras de la limpieza pública de Chipiona que se ocupan de mantenerla y no olvidemos nunca aquel dicho aplicable a este caso: “No hay mas limpieza por limpiar mas, sino por menos ensuciar”.