Chipiona en silla de ruedas

21 de octubre de 2023

 

Es indudable que el tratamiento de la discapacidad, hoy en día, ha avanzado muchísimo. A veces hay quien puede pensar que es algo “no prioritario”, sobre todo cuando ese “alguien” no es una persona discapacitada, o no tiene familiares, amigos o personas cercanas afectadas por alguna variante de esa indeseable carga difícil de llevar, sobre todo con la ayuda de la gran cantidad de barreras arquitectónicas diseminadas en nuestras ciudades de hoy. Chipiona tampoco escapa a esta situación.


Escribo esto no con ánimo de crítica sino más bien para describir simplemente una situación. No es fácil en algunas zonas de Chipiona evitar la presencia de barreras arquitectónicas en especial aquellas que le “niegan el paso” a las sillas de ruedas, y no es fácil porque al igual que la mayoría de las ciudades tienen sus partes antiguas, cascos antiguos o centros históricos donde proliferan estrecheces tanto en las vías principales como en las aceras. Si a ello le añadimos gran cantidad de elementos urbanos como postes para conducir el cableado eléctrico, árboles, balcones salientes, rampas para salida de vehículos, etc. convertimos directamente en imposible realizar bastantes itinerarios.

El problema es como siempre cuestión de prioridades, es inevitable colocar en la cúspide de la ocupación viaria al automóvil, todo el esfuerzo se circunscribe y planifica para que los vehículos tengan su espacio, sin embargo construir rampas en todas las esquinas del acerado parece una petición galáctica difícil de entender, no digo ya retirar los estorbos del acerado dando más ancho a las aceras o ni que decir tiene solucionando el problema de esos balcones tan frecuentes en esta ciudad que sobresalen hasta “dos cuartas” de la pared.

Ningún problema tiene solución cuando  ni siquiera se entiende que existe y eso es lo que ocurre con las sillas de rueda en Chipiona, que parece no existir. No se cuantos casos de discapacidad existen en esta ciudad y cuántos y cuánto se ven afectados por este problema pero seguro que haberlos haylos.

De cualquier forma tampoco escapan los transeúntes a este problema en particular las personas mayores. No hace mucho presencié a una señora mayor caer de bruces al suelo resbalando al pisar una rampa de salida de vehículos con una inclinación de vértigo.

Habría que activar el oído social para escuchar la crítica ciudadana respecto a este problema o mejor grabar un paseo en silla de ruedas por la ciudad, a lo mejor alguien tomaba cartas en el asunto.